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n medio de una gira mundial que ha sido celebrada por crítica y público, Shakira regaló uno de los momentos más íntimos y conmovedores de su carrera. Durante su décimo concierto en Ciudad de México, la artista colombiana se detuvo para rendir tributo a su padre, William Mebarak Chadid, quien atraviesa un delicado estado de salud. Lo hizo como mejor sabe: cantando.

Frente a más de 50.000 asistentes en el Estadio GNP Seguros, Shakira interpretó “Sombras nada más”, una ranchera clásica de Javier Solís que, según confesó, es la favorita de su padre. “¡Cómo estaría feliz de verme homenajear al gran Javier Solís!”, escribió en sus redes, acompañando el gesto con una imagen que capturó la emoción del momento.

La dedicatoria no fue casual. William Mebarak, de 93 años, ha enfrentado en los últimos años complicaciones médicas como hidrocefalia, neumonía y una cirugía cerebral tras una caída. A pesar de su apretada agenda artística, Shakira ha estado pendiente de su recuperación, y este homenaje fue una forma de mantenerlo presente en cada nota.

“Sé que hoy se sentiría muy orgulloso de oírla cantar”, expresó la cantante antes de iniciar la interpretación, acompañada por el Mariachi Gama Mil. El público respondió con una ovación que convirtió el estadio en un altar de emociones compartidas.

El momento fue aún más especial por la presencia de Belinda, con quien Shakira interpretó “Día de enero”, y de Danna, invitada para cantar “Soltera”. Pero fue la ranchera dedicada a su padre la que se robó el corazón de todos.

Este testimonio, compartido por primera vez en mucho tiempo, revela una faceta profundamente humana de la artista: la hija que, más allá del escenario, canta para sanar, para conectar y para agradecer. En un mundo donde la fama suele eclipsar lo esencial, Shakira recordó que el amor familiar es el verdadero motor detrás de cada éxito.