El mundo del espectáculo se estremeció este jueves tras conocerse que el rapero Lil Nas X fue hospitalizado de emergencia luego de protagonizar un episodio alarmante en las calles de Los Ángeles. Vestido únicamente con ropa interior y botas de vaquero, el artista fue visto deambulando por Ventura Boulevard alrededor de las 4:00 a.m., en un estado que testigos describieron como “fuera de control”.
Según reportes del Departamento de Policía de Los Ángeles, el cantante —cuyo nombre real es Montero Lamar Hill— fue detenido tras agredir a los oficiales que acudieron al lugar alertados por vecinos. Posteriormente, fue trasladado a un hospital bajo sospecha de sobredosis de narcóticos.
Las imágenes difundidas por TMZ muestran al intérprete de “Old Town Road” murmurando frases incoherentes, colocándose un cono de tráfico en la cabeza y hablando sobre una supuesta fiesta. El comportamiento errático del artista generó preocupación inmediata entre sus seguidores, quienes inundaron las redes sociales con mensajes de apoyo y llamados a la empatía.
Este incidente no es el primero que involucra la salud del rapero. En abril de este mismo año, Lil Nas X fue hospitalizado por una parálisis facial parcial, lo que ya había encendido las alarmas sobre su bienestar físico y emocional.
A sus 26 años, Lil Nas X se ha convertido en una figura icónica de la música pop y urbana, no solo por sus éxitos musicales, sino por su estilo provocador, su apertura sobre temas de identidad y su constante presencia en redes sociales. Sin embargo, este episodio ha reavivado el debate sobre la presión que enfrentan los artistas jóvenes, la exposición mediática y la necesidad urgente de espacios seguros para la salud mental en la industria del entretenimiento.
Hasta el momento, ni el equipo del artista ni sus representantes han emitido un comunicado oficial sobre su estado actual. Se espera que en las próximas horas se brinde información más clara sobre su evolución médica y las circunstancias que rodearon el incidente.
Lo que queda claro es que detrás del brillo de los reflectores, hay historias que merecen ser atendidas con sensibilidad, respeto y responsabilidad.
