
La historia de amor entre Nicole Kidman y Keith Urban siempre pareció sacada de película: ella, actriz ganadora de un Oscar; él, superestrella del country. Juntos formaban una pareja que muchos admiraban, criando a dos hijas y apoyándose mutuamente al subir al escenario o caminar por la alfombra roja. Pero detrás de la imagen perfecta hubo momentos difíciles que pocos conocían.
Pocos meses después de casarse en junio de 2006, Keith reconoció que su matrimonio ya se tambaleaba. Solo cuatro meses después de la boda tuvo que ingresar a rehabilitación, algo que había evitado enfrentar por mucho tiempo. La adicción se convirtió en una sombra temprana en su vida de casados, y Keith llegó a decir, en una gala en 2024, que esos primeros meses fueron tan intensos que casi destruyen la unión.
Aun así, Nicole eligió quedarse. Fue su decisión de apostar al amor pese al miedo y las críticas lo que sostuvo el matrimonio en ese momento crítico. Lo que para muchos habría sido un punto de quiebre, para ellos fue un lugar de redención. Esa elección de Nicole marcó, según Keith, uno de los momentos más decisivos para que pudieran continuar juntos casi dos décadas.
Pero no todo fueron crisis secretas remotas: la presión pública también pesó. En un incidente reciente, Keith abandonó abruptamente una entrevista de radio al preguntarle sobre una escena romántica en pantalla de Nicole con Zac Efron en la película de Netflix A Family Affair. La tensión fue palpable, y ese episodio mostró lo frágil que puede ser la vida matrimonial cuando se mezcla lo profesional y lo mediático.
Después de 19 años juntos, fuentes confiables han confirmado que la pareja se ha separado. Él vive ahora en su residencia en Nashville y ella permanece en el hogar familiar con sus hijas: Sunday Rose y Faith Margaret. Se dice que han estado viviendo vidas separadas desde el verano de 2024, aunque la noticia se hizo pública más recientemente.

A pesar del distanciamiento, Nicole no quería que el matrimonio terminara; luchó por mantenerlo, buscando maneras de sanar lo que estaba fracturado. Amigas cercanas comentan que ella ha estado “manteniendo firme el núcleo familiar” mientras Urban se adapta a su nuevo ritmo de vida lejos de la convivencia diaria.
Aunque esta separación pone fin a un capítulo de su historia compartida, no borra los momentos en los que resistieron juntos tempestades que habrían acabado muchas relaciones mucho antes. Lo que vivieron —los altibajos emocionales, la exposición mediática, los compromisos artísticos— los convierte en uno de los matrimonios más comentados de Hollywood, no solo por lo que mostraban, sino por lo que ocultaba la mirada pública.