
En una era donde los dispositivos móviles se han convertido en extensiones naturales de la infancia, proteger a niños y adolescentes en el entorno digital ya no es una opción: es una responsabilidad urgente. Desde el primer clic, los menores quedan expuestos a un universo que ofrece tanto oportunidades como riesgos invisibles. ¿Cómo acompañarlos sin invadir? ¿Cómo guiarlos sin imponer? La respuesta está en una combinación de educación, tecnología y diálogo constante.
Expertos en seguridad digital y psicología infantil coinciden en que el primer paso no es instalar una aplicación, sino abrir una conversación. Según la especialista Lucía Fainboim, autora del libro Cuidar las infancias en la era digital, “las charlas sobre internet deben comenzar antes del primer celular. Así como enseñamos a cruzar la calle, debemos enseñar a navegar con criterio”.
La clave está en construir un entorno de confianza donde los niños puedan expresar sus dudas, miedos y experiencias online sin temor a ser juzgados. Esto implica hablar de temas como privacidad, identidad digital, ciberacoso, grooming y contenido inapropiado, adaptando el lenguaje a su edad y nivel de comprensión.
Desde el punto de vista tecnológico, las herramientas de control parental han evolucionado significativamente. Apple, por ejemplo, ha incorporado funciones como “Communication Safety” y “Ask to Buy”, que permiten a los padres supervisar el contenido que reciben sus hijos y aprobar descargas de aplicaciones desde sus propios dispositivos. Además, el sistema “Screen Time” permite establecer límites de uso y monitorear la actividad digital en tiempo real.
Pero no todo se resuelve con filtros. UNICEF recomienda establecer normas claras sobre el uso de dispositivos: horarios, espacios permitidos, y reglas sobre qué tipo de contenido se puede compartir o consumir. También sugiere enseñar a los menores a pensar antes de publicar, recordándoles que cada acción en línea deja una huella digital que puede tener consecuencias.
El decálogo de Alumbra, una iniciativa de prevención de violencia digital, propone diez acciones concretas para padres y cuidadores: desde actualizarse sobre tecnología, fomentar la autoestima, hasta evitar el ingreso prematuro a redes sociales. “Una niña informada es una niña protegida”, afirman.
En definitiva, proteger a niños y adolescentes en la era digital no significa alejarlos de la tecnología, sino acercarlos a ella con herramientas, criterio y acompañamiento. Porque el verdadero control no está en bloquear, sino en formar ciudadanos digitales capaces de decidir, cuidar y construir su propio camino en línea.
