
Hailey Bieber, modelo y empresaria, se encontró recientemente en el ojo de una tormenta mediática cuando usuarios en redes comentaron que “parecía trans”. Pero lejos de mostrarse ofendida, Hailey transformó ese ataque en una declaración de apoyo y empatía. En una aparición para el podcast de Owen Thiele, respondió con elegancia y humor: “¿Por qué suponen que eso es un insulto?”, cuestionó. La conversación no fue de evasivas: la modelo explicó que, para ella, ser comparada con una mujer trans no era un menoscabo sino un cumplido.
“Algunas de las mujeres más bellas del mundo son trans”, añadió, reafirmando su postura. Con ello, Hailey no solo desactivó la acusación, sino que también puso el foco en cómo funcionan los estigmas en internet.
Este momento muestra otra faceta de Hailey: la que no se limita al estilo ni a la imagen pública, sino que enfrenta prejuicios con convicción. Cuando muchos callan o se sienten vulnerables ante troles digitales, ella decidió visibilizar una conversación incómoda y convertirla en un acto de inclusión.
En tiempos donde la identidad es objeto de escrutinio constante, la modelo optó por no permitir que un rumor definiera su narrativa. Y así, cambió el guion: no es solo sobre ella, sino sobre reivindicar que la diversidad no es motivo de burla, sino de respeto.