
La edición 78ª del Festival de Cine de Cannes arrancó con todo el esplendor que lo caracteriza, pero este año, el desfile de moda en la alfombra roja vino con un giro inesperado: un nuevo código de vestimenta. Las autoridades del festival prohibieron la desnudez parcial o total y los vestidos excesivamente voluminosos, lo que obligó a las celebridades a agudizar su ingenio sin sacrificar el glamour. El resultado: una pasarela repleta de elegancia, estilo y audaces reinterpretaciones del clásico chic.
Una de las más aplaudidas fue Eva Longoria, quien se robó las miradas con un vestido de alta costura color crema firmado por Tamara Ralph. El diseño, estructurado pero fluido, fue acompañado por joyas brillantes, un peinado en ondas al estilo ‘Old Hollywood’ y un maquillaje sofisticado que completó el look con una aura de estrella del cine dorado.

Heidi Klum, siempre atrevida, desafió sutilmente las nuevas reglas con un vestido floral vaporoso de Elie Saab que arrastraba una cola dramática. Aunque se mantenía dentro de lo permitido, su presencia avivó el debate sobre los límites de la moda en Cannes. En contraste, Irina Shayk apostó por la sobriedad elegante con un vestido plisado de lunares en blanco y negro, firmado por Armani Privé, que evocaba a las divas de los años 50.


Con estos primeros días del festival, queda claro que la moda en Cannes sigue siendo un espectáculo en sí mismo. A pesar de las restricciones, las celebridades han encontrado nuevas formas de brillar con estilo, creatividad y mucho carácter. Este año, la alfombra roja no solo es un lugar de paso: es una declaración de elegancia con ingenio.