
Jack Gleeson, el actor irlandés que inmortalizó a Joffrey Baratheon en Game of Thrones, está viviendo una nueva etapa profesional que parece reconciliarlo con la actuación, sin dejar de lado su vida tranquila y sus pasiones personales. Tras retirarse temporalmente del cine y la televisión debido al peso de la atención mediática y al deseo de recuperar el disfrute del arte, Gleeson ha emergido nuevamente en proyectos que le permiten explorar su oficio desde ángulos distintos.
El actor, nacido en 1992 en Cork, Irlanda, explicó que el rol de Joffrey lo marcó profundamente, no por las reacciones negativas del público (aunque reconoce que existían confusiones entre actor y personaje), sino porque la fama constante convirtió lo que antes era pasión en una obligación. Durante su retiro, regresó a Irlanda, estudió Teología y Filosofía en el Trinity College de Dublín y fundó la compañía teatral Collapsing Horse, donde trabajó con formatos experimentales, como obras de marionetas y teatro alternativo, lejos del alboroto de los grandes sets.
Su vuelta a la pantalla ha sido progresiva pero significativa. En 2020 apareció en Out of Her Mind de la BBC, luego participó en Sex Education (2023) como Dodgy Mo, un personaje que permitió ver una faceta distinta de su talento. También formó parte de The Famous Five, adaptación de BBC de los libros de Enid Blyton, donde interpreta a Wentworth, un personaje muy distinto a la tiranía de Joffrey, lo que ha sido destacado por críticos y fans como una transformación física y actoral notable.
Otro salto importante lo dio con The Sandman (temporada 2 de Netflix), donde interpreta a Puck, asumiendo un rol complejo que aprovecha su capacidad para transmitir la ambigüedad moral, algo que ya había demostrado en sus anteriores personajes.
También recientemente participó en la serie House of Guinness, donde interpreta a Byron Hedges, un personaje ficticio ligado históricamente a la familia Guinness, lo que representa un papel con mayor visibilidad.
En lo personal, Gleeson mantiene un perfil bajo. Se casó en agosto de 2022 con Róisín O’Mahony, actriz y comediante, en una ceremonia íntima en el condado de Kerry, Irlanda. Su vida cotidiana parece centrarse más en el equilibrio entre la creatividad y la privacidad, aceptando proyectos que lo desafíen sin exponerlo innecesariamente al ojo público.
El retorno de Jack Gleeson demuestra que es posible reinventarse incluso tras interpretar uno de los villanos más odiados de la televisión. Su carrera reciente no solo confirma su versatilidad actoral, sino también su decisión consciente de elegir dónde, cuándo y cómo mostrarse. Para él, actuar dejó de ser un deber para volver a ser un placer, y ese cambio de perspectiva parece ser la clave de esta nueva etapa de éxito.