
El mundo del reggaetón ha sido sacudido por una disputa legal de gran magnitud. Daddy Yankee, el icónico artista puertorriqueño, ha presentado una demanda millonaria contra su exesposa, Mireddys González, y su excuñada, Ayeicha González Castellanos, por un total de $250 millones. La acción legal, interpuesta en el Tribunal de Primera Instancia de Carolina, Puerto Rico, alega violación de deberes fiduciarios, incumplimiento de contrato y daños financieros relacionados con la gestión de sus empresas El Cartel Records Inc. y Los Cangris Inc..
Según los documentos judiciales, Daddy Yankee sostiene que, durante el tiempo en que su exesposa y su hermana administraron sus compañías, se llevaron a cabo irregularidades financieras, incluyendo la desaparición de documentos clave y el mal manejo de recursos. Además, el artista denuncia que se le ocultó información crucial, lo que afectó su capacidad para tomar decisiones estratégicas sobre sus negocios.
Uno de los puntos más polémicos de la demanda es la presunta participación del productor musical Raphy Pina, quien, según los alegatos, recibió poder absoluto para la venta del catálogo musical de Daddy Yankee. También se menciona que Pina y sus empresas Mr. Soldout y World Music Latin habrían cobrado millones de dólares por la gira de despedida del artista, La Última Vuelta World Tour, a pesar de que el productor se encontraba encarcelado en ese momento.
La disputa legal surge poco después de que Daddy Yankee y Mireddys González finalizaran su divorcio tras 29 años de matrimonio, una relación que no solo fue personal, sino también profesional, ya que González desempeñó un papel clave en la gestión de la carrera del artista. Ahora, el cantante busca la disolución de todas las corporaciones que compartía con su exesposa, argumentando que existen diferencias irreconciliables que imposibilitan la continuidad de sus negocios conjuntos.
Este caso ha generado un gran revuelo en la industria musical y plantea interrogantes sobre la gestión financiera de los artistas y la confianza en las relaciones empresariales. Mientras la batalla legal continúa, Daddy Yankee se mantiene firme en su decisión de recuperar el control total de sus empresas y proteger su legado artístico.