
Washington se vistió de otoño y la Casa Blanca volvió a convertirse en escenario de fantasía. Bajo un cielo anaranjado y con aroma a hojas secas, el presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump recibieron este 30 de octubre a cientos de niños y familias para compartir la clásica fiesta de Halloween, un evento que combina ternura, patriotismo y espectáculo.
Los jardines del ala sur lucieron irreconocibles: hileras de calabazas iluminadas, coronas de espantapájaros y un camino de luces guiaban a los pequeños disfrazados hasta el punto más esperado del recorrido: el momento de recibir sus dulces de manos del presidente y la primera dama. Melania, fiel a su elegancia, escogió un abrigo marrón que contrastaba con el tono naranja de su vestido, mientras Trump, en su habitual estilo, lució un traje azul marino y su gorra con las iniciales “USA”.
Entre carcajadas y fotografías, el presidente protagonizó un momento que rápidamente se volvió tendencia: al reconocer a un niño disfrazado de DJ Marshmello, repitió el gesto que años atrás dio la vuelta al mundo al colocar una barra de chocolate sobre su casco blanco. El público respondió con risas y aplausos, y Melania acompañó la escena con una sonrisa cómplice.
Una banda militar amenizó la tarde con melodías icónicas de Halloween, entre ellas “Thriller” de Michael Jackson, mientras los niños desfilaban con disfraces de superhéroes, princesas y personajes de películas. De acuerdo con Fox News y CBS News, asistieron familias de militares, cuerpos policiales y hogares de adopción, reforzando el espíritu comunitario del evento.
Más allá de las anécdotas y las cámaras, el encuentro tuvo un mensaje claro: celebrar la alegría de los más pequeños y mantener vivas las tradiciones que unen a las familias estadounidenses. Cuando el sol comenzó a ocultarse tras los árboles del jardín sur, el matrimonio presidencial se despidió entre aplausos y dulces, cerrando una jornada mágica donde Halloween volvió a ser sinónimo de unión y sonrisas.