
Hace casi veinte años Amaia Montero tomó una decisión que sorprendió al público: dejar La Oreja de Van Gogh para emprender una carrera en solitario. Lo que parecía un capítulo cerrado en la historia de una de las bandas más queridas del pop español, hoy revive con intensidad renovada. Amaia regresa oficialmente a la banda que la lanzó al estrellato, y lo hace con una mezcla de emoción, expectativa y transformaciones que prometen una nueva era musical.
El anuncio cayó como una bomba dulce: tras meses de especulaciones, el grupo publicó un comunicado donde aparece Amaia firmando junto a sus antiguos compañeros, celebrando lo que llaman “otro nuevo comienzo”. Lo hacen justo un año después de la partida de Leire Martínez, quien durante 17 años fue la voz del grupo. La noticia, además, viene acompañada de un giro inesperado: Pablo Benegas, guitarrista y miembro fundador, se mantendrá vinculado al proyecto, pero no estará en el escenario en esta nueva etapa.
Ni los miembros ni Amaia han escapado al vértigo del momento. Según el comunicado, este regreso no será simplemente una vuelta al pasado, sino un reencuentro con lo que antes fue dejando espacio para lo nuevo. Se menciona que han estado trabajando durante meses en San Sebastián, elaborando canciones que serán parte tanto del presente como del recuerdo colectivo. En el video debut del anuncio se los ve juntos en el estudio, conversando, ensayando, recordando, sintiendo. La música vuelve a fluir entre ellos.
Para los fans, el regreso de Amaia significa un retorno al latido original de La Oreja de Van Gogh. Esa voz que acompañó “Rosas”, “La playa” o “Puedes contar conmigo” vuelve a resonar con fuerza. Pero este reencuentro también implica nuevos desafíos: reconstruir la química musical, equilibrar expectativas y respetar las heridas del pasado. Algunos seguidores muestran júbilo; otros, cautela. Sin embargo, hay consenso en algo: esta decisión no será indiferente.
Este regreso no llega por nostalgia. Es una apuesta artística. Amaia, que lleva años fuera del centro mediático, regresa con una mirada distinta, con aprendizajes acumulados y una experiencia propia que transforma cada nota que entona. La Oreja de Van Gogh, por su parte, vuelve a unir sus voces con la suya, retrazando viejos caminos, pero conscientes de que el paso del tiempo ha dejado huellas en todos.
Lo que viene es incierto, pero electrizante: hay rumores de gira en 2026, nuevo repertorio, conciertos en escenarios grandes. Sobre todo, hay música esperada y una promesa compartida: volver a sentir, juntos, ese cosquilleo que produce cuando una canción te acompaña como si nunca se hubiera ido.
Amaia Montero regresa. La Oreja de Van Gogh vuelve. La historia continúa.