La moda y el cine vuelven a encontrarse, esta vez con Lady Gaga como protagonista de una noticia que ha revolucionado las redes: la artista se suma al elenco de la esperada secuela “El diablo viste de Prada 2”. Y fiel a su estilo, lo ha anunciado sin palabras, pero con un atuendo que lo dice todo. Captada en Milán durante el rodaje, Gaga lució un conjunto rosa de punto firmado por Matières Fécales, acompañado de una falda lápiz y unas plataformas XXL de Louboutin, una combinación que mezcla feminidad, audacia y sofisticación.

La producción, que reúne nuevamente a Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt, comenzó a grabarse en junio y tiene previsto su estreno para el 1 de mayo de 2026. Aunque aún no se ha revelado el papel que interpretará Gaga, su presencia en el set milanés ha desatado especulaciones sobre su rol en el competitivo mundo editorial que retrata la película.

Las imágenes filtradas muestran a la cantante descendiendo de un vehículo con un vestido mini de escote profundo, lazo al cuello, cabello platinado extra largo y gafas ópticas que evocan el estilo de las grandes editoras de moda. Este estilismo, lejos de ser casual, parece diseñado para anunciar su entrada triunfal en una historia donde el vestuario es tan protagonista como los personajes.

Lady Gaga, reconocida por su capacidad de reinventarse y desafiar los códigos estéticos, ha demostrado que su vínculo con la moda va más allá del vestuario. Su incursión en esta secuela promete añadir una nueva dimensión a la narrativa, que en esta entrega abordará los cambios en la industria editorial frente a la era digital, el auge de las redes sociales y el choque entre la moda clásica y las nuevas tendencias virales.

Con esta participación, Gaga reafirma su lugar como una figura que trasciende géneros, formatos y expectativas. Su presencia en “El diablo viste de Prada 2” no solo eleva el perfil de la película, sino que también anticipa una experiencia visual y narrativa que promete marcar tendencia. Porque si algo ha dejado claro con este anuncio, es que la moda, como ella, nunca deja de ser una declaración de poder