
En una jornada histórica para la monarquía luxemburguesa, Stéphanie de Luxemburgo hizo su debut oficial como Gran Duquesa consorte con un estilismo que capturó la atención de todos los presentes. Durante la ceremonia de abdicación del Gran Duque Enrique y la proclamación de su hijo Guillermo como nuevo soberano, Stéphanie apostó por un vestido largo de inspiración imperial que combinaba elegancia clásica con un guiño inesperado al universo Disney.
La prenda, confeccionada en un tono azul hielo, presentaba bordados delicados, una falda vaporosa y una capa etérea que evocaba la silueta de Elsa, protagonista de Frozen. Aunque el diseño recordaba a la estética de los cuentos de hadas, también rendía homenaje a otros momentos icónicos de la realeza europea, como el vestido azul con capa que lució la reina Máxima de los Países Bajos en su coronación.
El azul elegido no fue casual: este color, asociado a la serenidad, la nobleza y la sabiduría, reforzó el mensaje de continuidad y renovación que marcó el evento. El conjunto se completó con joyas de diamantes, un maquillaje en tonos fríos y un peinado recogido con volumen, que aportó un aire solemne y sofisticado.
La ceremonia, celebrada el 3 de octubre de 2025 en el Palacio Gran Ducal y la Cámara de Diputados, marcó el inicio de una nueva etapa para la Casa Ducal. Stéphanie, nacida en Bélgica y con formación académica en literatura y filología, asumió su nuevo rol con una presencia que combinó sensibilidad, elegancia y una clara intención de conectar con el público a través del lenguaje visual.
Su elección estilística no solo destacó entre las demás invitadas —incluida María Teresa de Luxemburgo, quien optó por un vestido borgoña de corte midi—, sino que también dejó claro que la nueva Gran Duquesa está dispuesta a construir una imagen propia, que equilibra tradición y modernidad.
Con este primer gesto, Stéphanie no solo se presentó como figura institucional, sino como una mujer consciente del poder simbólico de la moda en la realeza contemporánea. Su vestido fue más que una elección estética: fue una declaración de identidad, de respeto por la historia y de apertura hacia una nueva narrativa.