La industria del entretenimiento enfrenta de nuevo una realidad áspera: Tylor Chase, conocido por su papel de Martin Qwerly en la serie juvenil Manual de supervivencia escolar de Ned (Nickelodeon, 2004–2007), habría sido avistado viviendo en la calle en California. Un breve clip viral en TikTok mostró al actor de 36 años con señales de deterioro, presentándose supuestamente como parte de un “movimiento cristiano para la actuación”, lo que desató una ola de preocupación entre fans y colegas.

El video fue difundido por la usuaria @lethallalli, quien afirmó reconocer al intérprete en Riverside y creó una campaña de recaudación en GoFundMe para cubrir sus necesidades básicas. No obstante, la iniciativa dio un giro inesperado cuando la madre autoproclamada de Chase intervino pidiendo detener las donaciones. “Mi hijo necesita atención médica urgente, no dinero”, comentó en un mensaje compartido por la misma persona, señalando que Tylor no puede gestionar sus finanzas ni su medicación por sí solo.

La campaña fue cancelada y los fondos fueron entregados a la madre del actor, quien afirmó abrir una cuenta bancaria para resguardar el dinero y canalizar la ayuda de forma segura. Este episodio ha sido interpretado como un llamado a la empatía y a la responsabilidad colectiva frente a las vulnerabilidades que pueden enfrentar antiguos talentos cuando ya no están bajo los reflectores.

Tylor Chase desarrolló una trayectoria breve pero destacada, sumando más de 30 episodios en televisión, además de participaciones en proyectos como Todo el mundo odia a Chris, Confessions of a Late Bloomer y el videojuego L.A. Noire. Desde 2014 mantenía un canal de YouTube donde compartía poesía y reflexiones, aunque dejó de publicar en 2021.

Este caso reabre el debate sobre el abandono institucional que muchos actores infantiles enfrentan cuando la fama se desvanece. La historia de Chase, lejos de ser aislada, se suma a una lista de talentos que, tras dejar una huella en generaciones, deben lidiar con la lucha por la supervivencia fuera del mundo del espectáculo. Hoy, más que nunca, nos recuerda que detrás de cada rostro conocido hay una vida que merece cuidado, dignidad y apoyo real.