En el estado de Maharashtra, India, se vivió un momento de pura adrenalina el pasado 16 de agosto durante la tradicional festividad de Dahi Handi. En la ciudad de Thane, más de un centenar de personas se unieron para construir la pirámide humana más alta hasta ahora registrada, y lo hicieron con una precisión impresionante, alcanzando diez niveles que se alzaron hasta 14,73 metros. Guinness World Records certificó la hazaña como nueva marca mundial.
Lo más impactante no fue sólo la altura, sino la manera en que se logró. Equipos de Kokan Nagar Govinda Pathak y Sanskruti Yuva Pratisthan Trust trabajaron en conjunto, articulando brazos, cuerpos y piernas, estableciendo una base fuerte que soportó los niveles superiores. Los cuatro pisos más altos estuvieron sostenidos prácticamente sobre el esfuerzo de una sola persona en cada uno; el participante del décimo nivel subió asegurado con casco y una línea de seguridad ligada a una grúa, lo que añade un componente de riesgo controlado.
Esta pirámide no se levantó en un terreno neutral: fue parte del Dahi Handi, una fiesta religiosa que celebra el nacimiento del dios Krishna. Esa tradición involucra formar estructuras humanas para alcanzar una vasija de barro suspendida en el aire (generalmente con yogur u otros productos lácteos), y mientras lo hacen, quienes participan demuestran disciplina, valor y trabajo comunitario. El momento de coronar la vasija —y luego descender con cuidado— llenó de tensión la plaza. Cuando los participantes llegaron a su cima, el público contuvo el aliento.
Se sostuvieron unos segundos en lo más alto, luego cedieron cuidadosamente bajo la gravedad, mientras los espectadores celebraban con vítores, aplausos y emoción palpable.
Más allá del récord, la hazaña dejó claro que esta tradición va más allá de una simple proeza física. Es un símbolo de comunidad, legado, desafío humano. Ha puesto a Thane, y a India entera, en el centro de la atención mundial, celebrando la unión de generaciones y el valor de mantenerse firmes, literalmente, en pie.
