Taylor Swift y Travis Kelce lo anunciaron con humor, romanticismo y millones de “me gusta”: él se arrodilló en su jardín, ella dijo sí, y las redes estallaron. Desde entonces, los rumores no han parado… y el más consistente apunta a Rhode Island, en una boda íntima celebrada en un entorno que combina elegancia, historia y discreción.

La candidata principal es la emblemática mansión de Taylor en Watch Hill, comprada en 2013 y escenario de sus legendarias fiestas del 4 de julio. Valorada en más de 17 millones de dólares, la propiedad está en plena remodelación: una nueva ala, más baños y una cocina actualizada, todo listo para recibir la celebración.

Lo que habla más fuerte es el deseo de Swift: según fuentes cercanas, ella está en una etapa en la que quiere celebrar, sí, pero también formar una familia pronto. Por eso, aunque no hay una fecha oficial, los planes ya avanzan y hablan de un verano próximo como momento ideal para dar el gran paso.

Voces como la del gobernador de Rhode Island, Dan McKee, se mostraron emocionadas por la posibilidad de albergar la boda. “Rhode Island tiene algunos de los mejores lugares de boda del mundo, solo digo”, compartió con entusiasmo, como si ya celebrara la noticia de antemano.

Y como si fuera poco, Guardianes del romanticismo como la banda Foreigner ya se ofrecieron para poner banda sonora al evento. Con una carta abierta en redes, le propusieron a la pareja tocar su icónica balada “I Want to Know What Love Is”—una declaración romántica digna de una boda de ensueño.