Lady Kitty Spencer, sobrina de la recordada princesa Diana, volvió a robarse todas las miradas al desfilar para Dolce & Gabbana en su lujoso show de Alta Sartoria, celebrado nada menos que en el imponente Castel Sant’Angelo de Roma. Con un look de inspiración lencera en color negro, Kitty fusionó elegancia, sensualidad y poder en una aparición que se sintió tan teatral como inolvidable.

La colección fue una oda a la opulencia con referencias a la indumentaria eclesiástica: túnicas bordadas, corsés dignos de la realeza y trajes ricos en cristales desfilaron entre arcos romanos y columnas centenarias. En medio de esa narrativa cargada de historia y simbolismo, la silueta de Kitty emergió como un tributo viviente a la sofisticación británica abrazando la pasión italiana. Su porte aristocrático, combinado con su formación en historia del arte, la convierte en una musa perfecta para una casa de moda que venera la cultura tanto como el estilo.

Kitty no es una recién llegada a esta casa de moda; ha construido una relación estrecha con Dolce & Gabbana desde su debut en 2017, y su evolución sobre la pasarela ha sido notable. Su presencia en esta edición reafirma su posición no solo como una modelo, sino como una verdadera embajadora del lujo clásico con visión contemporánea.

La noche en Roma fue una experiencia multisensorial: Cher abrió el evento con una actuación icónica, y celebridades como Christian Bale también hicieron acto de presencia. Pero fue Kitty quien logró ese delicado equilibrio entre glamour, legado y modernidad, confirmando que el linaje Spencer sigue marcando tendencia, esta vez, desde las alturas del mundo de la alta costura.